Hace ya tiempo que pienso: las mayores alegrías que me quedan por vivir, me las tienen que dar mis hijas.
Y ahí estaba
mirándome fijamente
con esos ojos que no ven
y yo mudo de emoción.
Era mi nieta.
Mi primera nieta
A los que ya sois abuelos que os voy a contar. Y a los que todavía no, que merece la pena esperar.
Es un nuevo estado. Vivir en otra órbita. No tiene parangón.
Eso te lleva a fijarte en detalles banales. Y si añadimos el espíritu fotográfico, aumenta.
Es lo que me pasó una tarde a solas con ella. Mirando su cara, mirando sus pies. Intentando captar la conexión entre la expresión y la posición.
El resultado fué una serie de retratos que quiero compartir y que espero os guste.
Es mi primera entrada que no trata de fotografía de naturaleza ó viajes (https://www.julianlopez.com.es/blog/). Pero creo que vale la pena como bienvenida a un nuevo habitante de este mundo.