Final de enero
No quiero que me recuerden cuando falte. Quiero que cuando pasen unas horas desde mi marcha, ya nadie recuerde que pasé por aquí. Sin embargo yo no quiero olvidarme de ti. No te olvidaré si te vas antes que yo. Siempre veré tus ojos como dos estrellas en el cielo.
Te quiero
que será…
El encinar del Pedregal es un lugar mágico. Con seres centenarios que han sobrevivido al paso del tiempo. Seres longevos que cuentan lo que cuenta cualquier abuelo a quien lo quiera escuchar. Con arrugas como cualquier ser mayor. Con los brazos abiertos para quien se quiera abrazar.
Con este ánimo me atreví a tomar algún retrato que comparto y espero os gusten.
Para más información: