–Vamos a fotografiar los árboles nevados del Moncayo en la parte soriana. Dijo uno.
Estamos en enero.
Pero al llegar al Moncayo por la parte zaragozana, ni frío ni nubes.
–Vamos al embalse de Lituenigo. Dijo el otro.
Decisión tan socorrida como poco original.
Y como no hay dos días iguales en el universo de la fotografía, nos encontramos un embalse en calma, congelado por los lados, con un reflejo puro y limpio de los que impiden irte sin hacer la foto.
–Volvemos a los mismos sitios a hacer las mismas fotos. Decía yo mismo hace unos días.
Y en Aragón comenzamos a pegar los primeros tiros de cámara. De allí pasamos a Castilla deteniendonos solo a tomar un café. Y continuamos hacia Navarra como caballeros errantes en busca de un escenario que conquistar en imágenes.
En la Laguna de Lor encontramos el final de nuestro recorrido.
Como recompensa, un puñado de fotos variadas e inconexas. Vistas del Moncayo. Imagenes de un charco helado variando la temperatura de color. Carrizales sobrexpuestos. Algún reflejo. Hasta un pájaro mosquitero en plena caza.
Os comparto algunas imagénes que espero os gusten.
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